La renta fija y la renta variable tienen diversas particularidades que las diferencian entre ellas. Por tanto, es muy necesario conocerlas al detalle para poder seleccionar mejor los activos en los que invertimos y conocer el riesgo y potencial la rentabilidad que tienen cada uno de ellos.

Para aquellos que se están iniciando en el mundo de la inversión es fundamental entender las diferencias entre la renta fija y la renta variable, ya que son los dos principales activos en los que se puede invertir. Por eso, es muy importante entender en qué consiste cada una de ellas, los riesgos que tienen implícitos, la rentabilidad que se puede obtener y muchas otras cosas de utilidad que se tornan fundamentales a la hora de elaborar nuestra propia cartera de inversión.

Diferencias entre la renta fija y la renta variable

¿Qué es la renta fija?

El concepto de renta fija viene dado porque el inversor sabe de antemano el rendimiento que va a obtener con dicha inversión. Este es su principal atractivo y el motivo por el cual los inversores más conservadores optan por este tipo de inversión, que tiene menos riesgos. Más allá de este importante dato, la renta fija consiste en la inversión en bonos para financiar a países, administraciones públicas o empresas privadas, principalmente. Es decir, sirve para que aquellas entidades que necesitan financiación la encuentren en el mercado.
La inversión de renta fija más conservadora es la que invierte en bonos soberanos y, particularmente, la de países con economías sólidas. Esto, para el inversor, significa invertir en financiar a los Estados a cambio de un rendimiento. Por ejemplo, un inversor en renta fija puede optar por prestar 20.000 euros al Gobierno de España con la intención de recibir el dinero prestado más un porcentaje de intereses. La rentabilidad de este tipos de productos es bastante limitada, y según el portal datosmacro.com, en el caso del bono español a 10 años la rentabilidad actual (a julio de 2021) es del 0,31%. En el caso de la inversión en renta fija corporativa, en lugar de prestar dinero a una administración pública como puede ser el Estado, se presta dinero a empresas privadas que lanzan bonos para financiarse. Por ejemplo, Telefónica puede emitir bonos para financiarse y los inversores prestan dinero a la compañía a cambio de recibir la cantidad prestada más unos intereses, que en este caso suelen ser más altos que los de los bonos soberanos. En cuanto a los riesgos en este estilo de inversión, son más bajos que en la renta variable y también son más bajos en soberanos que en corporativos. De todas formas, en la renta fija juega un papel fundamental las casas de valoraciones como Standard and Poor’s, JPMorgan y otras. Estas empresas estudian los riesgos de las compañías y califican su deuda desde la AAA, que es la inversión más segura y menos rentable, a la D, que es la más insegura, más arriesgada y también más rentable.

¿Qué es la renta variable?

Las diferencias entre la renta fija y la renta variable son, a grandes rasgos, tres: conocer la rentabilidad previamente, los riegos y los tipos de activos en los que se invierte. En este caso, el inversor no conoce la rentabilidad que va a obtener con la inversión, los riesgos son más elevados y los activos son diferentes. La renta variable, principalmente, consiste en invertir en acciones. Aunque también hay otros productos como los ETFs que se consideran renta variable. En este caso, el inversor no conoce cuál será el resultado de su inversión, así que la única manera que tiene para limitar los riesgos es estudiar bien la empresa: su evolución histórica, los niveles de deuda, de generación de beneficios, de dividendos, etc. Como es lógico, al aumentar el riesgo, también aumenta la rentabilidad. Por ejemplo, la media histórica del S&P 500, que es el índice bursátil más conocido e importante, es del 8% desde 1940. Esto significa que, un inversor suele ganar una media del 8% al año en un periodo de largo plazo. Es decir, es probable que en un periodo de diez años haya años en los que nuestra inversión pierda un 5%, y otros en los que se gane un 15%.

¿Es mejor invertir en renta variable o en renta fija?

Esto depende del perfil de riesgo de cada inversor, pero la teoría señala que una cartera tradicional suele estar compuesta por un 40% de renta fija y un 60% de renta variable. Aunque estos porcentajes cambian en función de la aversión al riesgo de cada inversor. Por tanto, lo primero que debemos saber es cuánto dinero queremos invertir, cuánto queremos ganar y qué riesgo podemos asumir. En cualquier caso, lo ideal es siempre apostar por la diversificación. Es decir, combinar varias clases de activos, de diferentes sectores y diferentes regiones del mundo, para limitar los riesgos.

Donde invertir durante el segundo semestre de 2021

Las diferencias entre la renta fija y la renta variable también son notables en las perspectivas a corto plazo. En la renta fija hay que tener muy en cuenta la política que están siguiendo los dos principales bancos centrales del mundo, como son la Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco Central Europeo. Ambas entidades tienen los tipos de interés al 0% y están realizando programas de compras de bonos para abaratar la financiación de los gobiernos y de las empresas. Esto supone que la rentabilidad de la renta fija es, en estos momentos, considerablemente más baja que la de la renta variable. Según Nick Maroutsos, director de bonos globales y gestor de fondos de Janus Henderson, la volatildiad de la renta fija es “alta” en estos momentos y por eso recomienda ser selectivos. “Dadas las diferencias en los tipos de interés, creemos que muchos de los títulos más atractivos se encuentran fuera de EE. UU. Entre ellos están los bancos australianos y las emisiones corporativas cuasisoberanas, especialmente de la región de Asia excepto Japón, que cuentan con el aval implícito de los gobiernos”, comenta el experto. Al mismo tiempo, señala que es momento de seguir evitando el sector de viajes y ocio. Por su parte, desde Bankinter apuestan por la inversión en bonos de compañías financieras, como los bancos o por los bonos de sectores cíclicos como el consumo o el automóvil. En el caso de la renta variable, en este 2021 se está viendo un cambio en las carteras de inversión, ya que se está apostando más por los sectores cíclicos también en la bolsa. Por ejemplo, los índices europeos están teniendo mejores datos de rentabilidad que los estadounidenses, algo que no ocurría desde hace varios años. Para la gestora de fondos Allianz GI, una buena apuesta para la segunda parte del año es la renta variable china, que ha sufrido en la primera mitad y que parece que se recuperará en los próximos meses. La mayoría de expertos y gestores aseguran que los sectores cíclicos seguirán haciéndolo bien en bolsa de cara a la segunda mitad del año, así como las acciones ‘value’ o ‘quality’ frente a las ‘growth’.

Tener en cuenta la inflación en las inversiones

Sin embargo, hay que tener en cuenta que en estos momentos la inflación está subiendo más de lo previsto por el mercado y esto puede generar desequilibrios en el corto plazo, aquí no hay diferencias entre la renta fija y la renta variable, que pueden verse afectadas con caídas. Por tanto, a la hora de invertir es importante tomar en cuenta las posibles decisiones que tomen los bancos centrales y cómo va evolucionando el dato de inflación, que es la principal preocupación de los inversores en estos momentos. Nueva llamada a la acción

Otros artículos

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *