Endeudarse es un camino que siguen muchas personas para acometer sus proyectos personales y empresariales, pero la forma de hacerlo importa para tener éxito sin riesgos asociados. Los prestamistas particulares son una figura que empezó a cobrar importancia en el panorama español desde la crisis económica del año 2008. Sin embargo, tienen algunos riesgos asociados y no sus procedimientos y condiciones son sensiblemente distintos alos de la  la financiación a través de entidades financieras.

¿Qué son los prestamistas particulares?

Los prestamistas particulares son personas que, de forma completamente independiente, financian a otros individuos que necesitan determinado capital por una necesidad concreta.

Esta nueva modalidad de prestar dinero nació tras el estallido de la crisis financiera en España, cuando los bancos cortaron de raíz el grifo del crédito por los problemas de morosidad y como consecuencia de la mala situación económica a nivel europeo y mundial. Por este motivo, la posibilidad de recibir dinero mediante prestamistas particulares se convirtió en una alternativa plausible para tener acceso a un capital que, de otra manera, era muy difícil de conseguir.

En muchos casos estos préstamos se utilizaron -y se siguen utilizando- para el pago de la deuda por parte de aquellos usuarios que tenían unas finanzas personales en situación muy precaria. Con el objetivo de cubrir esas necesidades, muchos tuvieron que recurrir a la figura de los prestamistas particulares ante la falta de oferta por parte de las entidades bancarias tradicionales. Esta situación también fue el origen del conocido como “crowdlending” entre particulares.

El crecimiento del crowdlending

El crowdlending entre particulares fue creciendo hasta llegar a la situación actual, donde hay grandes webs intermediarias entre prestamistas y prestatarios, que ponen su plataforma al servicio de este tipo de operaciones.

En estas transacciones el prestatario señala la cantidad de dinero que necesita, el plazo en el que creen que podrá devolverlo y el interés máximo que pueden terminar por asumir. Y a partir de ahí comienza la negociación.

Con todo, es obvio que los usuarios que pueden asumir la función de prestamistas tienen una idea muy clara: su dinero no se va a prestar al mismo  interés que el que ofrecería un banco, sino un tipo mucho más elevado.

He aquí la principal diferencia entre las entidades más profesionalizadas, que fijan unos intereses mucho más razonables en comparación con las cifras que se deben asumir cuando hablamos de un préstamo entre particulares

 

 

Prestamistas personales: el mercado cuya regulación casi no existe

Es importante saber que estos prestamistas no opera bajo la lupa de la regulación en el mercado español. No están auditados ni siguen los mecanismos regulatorios del Banco de España.

Esto se traduce en una desprotección del prestatario, que acaba exponiéndose a abusos. A menudo estos créditos particulares están supeditados a una garantía hipotecaria y, en caso de impago, el prestamista particular puede llegar a subastar la vivienda sin explorar antes otras alternativas, como sí hacen los prestamistas más profesionales.

Las precauciones a tener en cuenta con los préstamos entre particulares

Previo a la firma del acuerdo, hay una serie de riesgos que se deben tener muy presentes. Estos son los más habituales:

Los tipos de interés son muy altos

Es una de las principales consecuencias de no acudir a entidades de crédito reguladas: los prestamistas particulares aplican unos tipos de interés que son realmente prohibitivos para los usuarios.

De hecho, algunos préstamos personales tienen tasas de interés muy por debajo del 10%, mientras que otros pueden ser tres o cuatro veces más altos. Estos dependen de la calidad crediticia que se tenga, pero los prestamistas pueden cobrar el porcentaje que estimen oportuno.

Confundir con el tipo de interés real

Por otra parte, se ha de extremar la prudencia al comparar las tasas de porcentaje anual (APR), ya que estas pueden sufrir una manipulación malintencionada para tratar de confundir al prestatario.

El aval es indispensable

Otro punto a tener en cuenta es que para recurrir a los prestamistas particulares se necesita, indispensablemente, un aval o una garantía hipotecaria.

La situación de extrema necesidad en la que suelen encontrarse las personas que acuden a un prestamista particular suele llevar a que terminen involucrando a amistades y familiares, los cuales acaban pagando esta mala decisión.

Las malas prácticas

Otro de los grandes peligros relacionados con los prestamistas entre particulares es que realizan prácticas más bien propias de la usura.

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